Estados Unidos
retomo la iniciativa sobre América Latina. Objetivos económicos, políticos y
militares formar las tres patas de la estrategia del imperio. Trataremos de
analizar esa estrategia de la manera que
podamos entender cuáles son los proyectos que se disputan en la región
Desde lo económico,
la “Alianza del Pacífico” pretende ser la puerta de entrada del libre mercado
en la región. Los países nucleados en esta alianza son aquellos que cuentan con
Tratados de Libre Comercio (TLC) y se presentan como un espacio moderno libre
de toda “cuestión ideológica”. El retorno delos TLC a los países de nuestro
continente significa la destrucción de la industria nacional, desempleo, ajuste
y la entrega de los territorios a trasnacionales. Esto genera situaciones de
conflictividad social como las que actualmente suceden en Perú con los
trabajadores mineros, con los estudiantes universitarios en Chile y
con los campesinos en Colombia.
Pero para poder
ejecutar la política económica se necesita una estrategia política que le
permita a la Casa Blanca incidir en las decisiones de los gobiernos que
pretende condicionar. Para tal fin, tiene dos objetivos: Por un lado, la
construcción de una nueva derecha con características muy particulares, y por
el otro, los denominados “golpes blandos”. Este último ya fue puesto en
funcionamiento en el 2009 contra el gobierno de Manuel Zelaya en Honduras, y en
Paraguay, el año pasado, destituyendo a Fernando Lugo. Los golpes blandos o
institucionales son golpes que no se caracterizan solo por la presencia militar
sino que confluyen una serie de actores que van desde el parlamento, los grupos
económicos y las fuerzas de seguridad en coordinación. Por ejemplo, en Paraguay,
la Masacre de Curuguaty, donde las fuerzas de seguridad mataron y desplazaron a
campesinos (para liberarle la zona a la Multinacional Sojera Cargil), dio
lugar una comisión investigadora que
culmino con un juicio político promovido por los medios de comunicación y
ejecutado por el parlamento. También, hubo casos que no prosperaron. En
Bolivia, en 2008, la medialuna boliviana compuesta por las provincias más
ricas, quisieron lograr una autonomía del Estado Plurinacional Boliviano que
dejaba al mismo sin los recursos de su propio suelo, y por ende, desfinanciado.
La conocida Masacre de Pando formo parte de esa intención destituyente que
termino con campesinos emboscados, torturados y salvajemente ametrallados por
opositores. Otro caso tuvo como protagonista Ecuador, que bajo la cortina de un
conflicto gremial, la policía conspiro contra el presidente ecuatoriano, Rafael
Correa. Todas estas intentonas golpistas
fueron impulsadas por la Embajada norteamericana y sus aliados locales y
evitados por el rol estratégico de la UNASUR.
Justamente, en los
países que no responden a sus intereses, se comenzó a construir a una nueva
derecha. Lo que podríamos denominar el fenómeno “Capriles” intenta ser una
tendencia de las derechas locales en los países liderados por gobiernos
populares. Capriles, un reconocido amigo de la Embajada yanqui y un golpista
por naturaleza (fue protagonista de en
el intento de golpe contra el comandante Chávez en el 2002). Éste, configuró su
candidatura prometiendo que los principales logros sociales del chavismo no
serían tocados. Incluso, le puso “Simón Bolívar” a su comando de campaña en la
elección a presidente que dio como ganador a Nicolás Maduro. Capriles, toma los
símbolos del Chavismo y promete mantener los derechos alcanzados, sin mencionar el verdadero programa político
y económico destinado a representar a
los intereses concentrados. Argentina, también atraviesa un proceso
similar. Sergio Massa, propone mirar al futuro, mantener las conquistas pero
sin confrontar con los poderes económicos que concentran la riqueza que
supuestamente pretende distribuir. Hacer una tortilla sin romper los huevos.
La tercera pata de
la estrategia estadounidense, es la militar, a través instalación de base
militares como ariete fundamental para lograr un mayor control sobre territorio
sudamericano. Las bases militares fueron la base de la expansión del imperio
yanqui durante el siglo pasado. América Latina es fundamental para que Estados
Unidos se re-posicione en la disputa de hegemonía que rige en el mundo. La
instalación de 7 bases militares en Colombia fue uno de los hechos más
conflictivos de la región. Esta decisión derivó en una Cumbre de urgencia de la
UNASUR en Bariloche en repudio a la presencia militar en el continente. En esa
reunión, Hugo Chávez tuvo una intervención memorable donde reveló documento que
llevaba el nombre, "Estrategia
global en ruta" elaborada por el Comando de Movilidad Aérea del Pentágono
a cargo del general Arthur Lichte, donde se esbozaba los planes de la Casa
Blanca para el 2025.
Palanquero, una de
las principales bases a instalarse según el documento, cumpliría un rol extra
continental alcanzando lo que ellos consideran "área critica para la
defensa global estratégica", en alusión a las costas de áfrica que cuenta
con el mineral Coltan que permite fabricar los GPS, MP3, Plasmas, laptops, etc.
Estados Unidos necesita controlar América Latina para recuperar su
posicionamiento en el tablero mundial, ya que, nuestra región es la principal
fuente de recursos: Agua, minerales, hidrocarburos y alimentos hacen necesario
que para los yanquis volvamos a la idea de ser el patio trasero. EEUU ya venía
realizando intervención militar directa e indirecta, explicita o camuflada,
pero desde 2008 hubo escalada de hechos
graves en la que el factor militar tuvo un papel protagónico: el bombardeo
colombiano en territorio ecuatoriano con la ayuda del pentágono (el 1 de marzo
de 2008), la reactivación de la cuarta flota del comando sur para patrullar los
océanos suramericanos (1 de julio de 2008) y el atentado antidemocrático contra
Manuel Zelaya en Honduras (28 de junio de 2009).
La red de bases
militares yanquis continúan con la Iniciativa Zona Norte (IZN) en Paraguay, la
cual fue desestimada por Lugo, pero retomada
reciente gobierno del empresario
Horacio Cartes. Paraguay es un punto
perfecto para acceder a cualquier país de América del Sur, y al mismo tiempo,
el broche que cierra un collar de bases militares desplegadas alrededor de
Brasil. Si uno observa el mapa de bases militares, puede verse con claridad
tres cercos: Uno que rodea a Cuba, otro a Venezuela por el norte, y el tercero
a Brasil. El caso de Brasil respecto al Amazonas puede ser complejo a futuro,
ya que tiene 7 millones de KM de la Amazonia, que corresponden al 60 por ciento
del territorio brasilero con 8,5 millones de KM 2. Amazonas tiene el 95 por ciento de reservas de Nobio,
fundamental para el acero de las naves espaciales y de los misiles
intercontinentales, y el 96 por ciento de las reservas de titanio y tungesto,
utilizados para la industria aeronáutica espacial y militar. Además es rica en
petróleo, gas, uranio, oro y diamantes. Por eso Brasil considero la base de
Palanquero como una amenaza para su soberanía.
Sin bases no hay
imperio, y sin gobiernos populares y bloque sudamericano no hay defensa de
nuestra soberanía. Por eso es importante defender los logros alcanzados por los
procesos populares de la región para no correr el riesgo de retroceder 30 años.
No solo está en juego la continuidad de los proyectos nacionales y populares de
cada país, estamos jugando la continuidad de la construcción de la Patria
Grande Sudamericana. Lo que está enfrente es el pasado que se vende como
futuro. Es el FMI y el ALCA, disfrazado de “Alianza del Pacífico”, son nuevos
personajes representando a los viejos intereses de siempre, es el imperio y la
“Doctrina Obama” que pretende mantener la presencia militar con formas
innovadoras (Misiones humanitarias, ejercicios militares conjuntos) para volver
a someternos.
Cada proyecto de
nuestra Patria Grande deberá pensar como satisfacer las nuevas demandas de
nuestros pueblos para construir los nuevos sueños que permitan que el viento
siga siendo de cambio, y no traiga una tormenta que nos haga empezar de cero.
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