La II Cumbre de Estados
Latinoamericanos y Caribeños en Cuba termino con una contundente declaración de
los 33 estados miembros; “Latinoamérica y el Caribe como zona de paz”. Esta
manifestación pública que parece lógica, carga un conjunto de definiciones y
consensos ligados a la lucha contra la pobreza y la defensa frente a toda injerencia externa en los asuntos internos de nuestros países. En la lista
aparecen desde el cierre de la base militar de Guantánamo hasta el compromiso
de parte de todos los países a difundir acuerdos que pueden ser peligrosos
para nuestra región, por ejemplo: la instalación de bases militares.
Otra de las conclusiones
importantes fueron, el rechazo al bloque económico a Cuba y el apoyo de todos
los países a la soberanía Argentina sobre las Islas Malvinas, ocupada desde
1833 por Gran Bretaña, quien, actualmente se niega a sentarse a dialogar y opta
por la militarización de la zona y el usufructo de la riqueza del petróleo.
Sin embargo, al margen de las
declaraciones existentes en el documento final que promueven el compromiso por
terminar con la pobreza, la exclusión y bregan por la unidad y la paz, esta cumbre
debe ser analizada desde la perspectiva de lo que viene en términos políticos
en nuestro continente.
La Presidente Argentina, Cristina
Fernández de Kirchner, tuvo una brillante intervención que vale la pena ponerla
en discusión. Cristina dijo que “hay que pensar la integración como política de
Estado, por sobre toda cuestión burocrática
o protocolar”. Es decir, que de una vez por todas podamos alcanzar como región
un nivel de integración que sea capaz de consolidar a la región como bloque de
poder, independiente de las potencias centrales. En términos políticos,
institucionalizando la integración como política de Estado en cada gobierno que
quiera seguir consolidando la unidad continental. En términos económicos, dando
valor agregado a los productos que salen de nuestra tierra para expórtarlos en
beneficio del avance de nuestros Pueblos. También, hubo discursos que distaron
de la voluntad de integración expresada por nuestra presidente. Por ejemplo, el
presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, hizo mención a la región como suelo
“atractivo” para inversiones extranjeras, concretamente, parafraseando a Barack
Obama en uno de sus últimos discursos. ¿Qué esperar del vértice de la Alianza
del Pacífico?, estrategia estadounidense para volver a penetrar política y
económicamente en nuestro continente luego del fracaso del ALCA.
Diferencias existen, claro, y todas estuvieron representadas en la horizontal discusión de la CELAC. No
obstante, debemos mencionar que América Latina tendrá en los próximos dos años,
los años más definitorios desde que comenzó este cambio de época luego de la
noche neoliberal. Entre 2014 y 2015 habrá elecciones en Uruguay, Brasil,
Bolivia, Colombia y Argentina en donde se pone en juego la consolidación o retroceso de los procesos
políticos vigentes. Pero como no todo es lo mismo, dividiremos el continente
entre los países que quieren una alianza que solo atraiga inversiones
extranjeras y los que buscan la consolidación de un bloque contra hegemónico.
Los países del primer grupo no tendrán demasiados cambios, lo más probable es
que Juan Manuel Santos sea re-electo en su país y con él, la misma política
exterior que lo llevo a concretar la Alianza del Pacífico y recibir a Capriles
en plena denuncia por fraude. La única cara nueva de ese grupo, es la de Michel
Bachellet en Chile (Enrique Peña Nieto y Ollanta Humala en México y Perú
respectivamente están comenzando o a la mitad de sus mandatos) que, si bien es más integracionista que su antecesor,
estará más abocada al cumplimiento de sus promesas electorales que a cambiar
rotundamente de timón en su política de Alianza. En cuanto al segundo grupo,
los dos países que más se juegan son Brasil y Argentina. El primero, tendrá
elecciones este año luego de masivas manifestaciones pidiendo un mejor funcionamiento
de lo público. Dilma, con el Mundial de fútbol a cuestas, irá por la
re-elección frente a una derecha que no logra cohesionarse. Por su parte,
Argentina deberá presentarse a elecciones sin un Kirchner como candidato, por
primera vez en lo que va el proceso político argentino. La posibilidad de
avance de la derecha, ya sea por dentro del gobierno como por fuera, está
latente y amenaza con el inicio de una restauración conservadora luego de años
de ofensiva popular. Uruguay también irá a elecciones, y si bien, el Frente
Amplio es el favorito, al casi seguro candidato Tabaré Vázquez, siempre a
coqueteado con acuerdos con los Estados Unidos para negociar mejores condiciones de acuerdos en el MERCOSUR. De todas formas, es mejor la continuidad del Frente Amplio que la vuelta del Partido Nacional con el conocido “Cuqui” Lacalle o el hijo del represor Bordaberry, del
Partido Colorado. Mejor posicionado esta Bolivia, donde Evo Morales tiene todas
las chances de volver a ganar contundentemente las elecciones en su país.
Cerrando el bloque de países de Sudamérica, Venezuela esta en un proceso de
fortalecimiento del liderazgo de Nicolás Maduro, luego de la muerte de Chávez.
A su vez, el apoyo popular al proceso bolivariano no ha menguado, las últimas
elecciones municipales son una muestra de que el chavismo, más allá del
fortalecimiento lógico de un proceso que lleva casi 15 años, mantiene altos niveles
de apoyo en los sectores populares. El otro caso es Paraguay, donde el gobierno
del empresario Horacio Cartés ha demostrado que las privatizaciones y las
concesiones a los grupos económicos serán parte de su mandato aunque parece no
querer sacar los platos del MERCOSUR.
Por el lado del Caribe, la cosa
se pone más difícil. Venezuela intentará traccionar a la mayor cantidad de
países al ALBA, como el reciente ingreso de San Vicente y las Granadinas.
Nicaragua ratificará mediante voto popular el liderazgo de Ortega y Costa Rica
será siendo un país sin Fuerzas Armadas pero con gran cantidad de bases militares
estadounidenses, a no ser que la Coalición de izquierda se imponga en las
elecciones de mañana y saque al gobierno de Laura Chinchilla. En El Salvador,
el Frente Farabundo Martí intentará fortalecer sus lazos con el ALBA mientras
que, Guatemala, con Otto Pérez Molina, fortalece sus lazos con el Comando Sur
al igual que la Panamá del empresario Ricardo Martinelli. Por otro lado, Honduras
atraviesa la ofensiva de la derecha que, luego de las elecciones de noviembre, está
implementando políticas de ajuste y privatizaciones. Interesante lo de Puerto
Rico que, si bien sigue siendo colonia, la presencia de Movimientos
Independentistas en la Cumbre de Cuba significa un paso adelante en la idea
libertaria.
Las nuevas estructuras regionales
como UNASUR, ALBA, CELAC y el Banco del Sur son los hechos más importantes de
esta nueva etapa de la región. Por eso es tan importante la integración como “política
de estado”, para materializar la construcción de la Patria Grande en los años
de mayor integración regional de los últimos 200 años.
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