Por Augusto Taglioni
La última Asamblea de las
Naciones Unidas tuvo algunos puntos interesantes para el análisis.
Independientemente de la hoja de ruta marcada por el organismo, que en este
caso giro en torno a la problemática del cambio climático, cada país o grupo de
países plantearon sus prioridades en cada una de sus intervenciones. Esto,
permite visibilizar en el nivel de disputa que atraviesa el mundo y el rol de
naciones emergentes esta puja global.
Faltazos
En Geopolítica, cada movimiento
es una definición política, nada está librado al azar. En ese sentido, las
ausencias de los presidentes de Rusia y China, ponen de manifiesto la disputa,
hoy principales adversarios de Estados Unidos y Occidente, el nivel de la
crisis de hegemonía en el mundo. Vale la pena aclarar que Rusia y China no
disputan de la misma manera con Occidente. Rusia construye estructuras
paralelas a la Unión Europea y confronta más frontalmente frente a la a las
ofensivas militares de Estados Unidos y la OTAN, expresas por ejemplo, en la difícil
situación que atraviesa Ucrania. La frontalidad rusa hizo que Barack Obama le
dedicara un párrafo a la “beligerancia rusa” como uno de los problemas del
mundo. Por su parte, China y su “ascenso pacífico”, genera una situación de enfrentamiento más de
tipo comercial que política. La profundización de las relaciones comerciales
con América Latina pone nervioso Estados
Unidos, ya que, lo que antes era solamente compra de soja y otras materias
primas y bienes primarios, hoy se expresa en acuerdos vinculados a la
infraestructura, la energía nuclear, industria ferroviaria y en hidrocarburos,
tal vez, la mayor preocupación del gobierno norteamericano.
Recientemente, tras la firma del swapp de 11 mil millones de
dólares entre los gobiernos de China y
Argentina, bancos y empresas argentinas se perfilan para incrementar el
financiamiento de las operaciones de comercio exterior mediante el uso de la moneda del país
asiático (Yuan) que el gobierno de Xi Jinping impulsa como alternativa al dólar
en las transacciones internacionales. Esto, es el germen inicial de lo que
busca instrumentar el nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. El camino hacia un mundo multipolar y
multimonetario, pone en riesgo el liderazgo estadounidense, y eso no resulta
para nada agradable. Las ausencias de
Putin y Xi Jimping, es una jugada más en este tablero de ajedrez.
La voz de los emergentes
A pesar de no tener la presencia
de los Jefes de Estado, China y Rusia contaron con la presencia de sus
cancilleres. Serguei Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, fue
duro con el presidente Obama y acusó a Estados Unidos de “usar la fuerza
militar unilateralmente en aras de sus intereses”. El Canciller ruso también criticó a la Unión
Europea por su rol en la guerra civil en
Ucrania. "Ucrania se convirtió en víctima de esta política arrogante de
EEUU y la Unión Europea", añadió Lavrov, que aseguró que Occidente apoyó
el "golpe de Estado" en ese país. "La Unión Europea y la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se engañan a sí mismos al
considerarse supuestos guardianes de la democracia", continuó. Las
palabras del gobierno ruso es una señal del clima que vive el mundo.
Por otro lado, y con un tono
menos confrontativo, el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, pidió
que haya más esfuerzos diplomáticos y políticos y menos intervenciones
militares para resolver los conflictos en el mundo. "Estas cosas demoran y
necesitamos paciencia. Pero la historia muestra que la violencia sólo genera
violencia", señaló Wang. El mapa es
claro, por un lado, las potencias occidentales con Estados Unidos y la Unión
Europea, independientemente de sus diferencias, y por el otro, Rusia y China en
una especie de versión de la guerra fría del siglo XXI.
Pero, las Naciones emergentes no
solo son Rusia y China, el bloque sudamericano también jugó su partido.
Venezuela y Bolivia cuestionaron al sistema y la “prepotencia” de occidente
para dirimir los conflictos, y Brasil y Argentina, además de argumentar su
posición en contra del sistema financiero y defender la generación de trabajo
como modo de producción, deslizaron críticas al Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, organismo que integra a un puñado de países con poder de veto.
“La democracia es un país, un
voto”, dijo la presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. El Consejo
de Seguridad está en un proceso de parálisis, frente al equilibrio que propone
Rusia y China, aparece el desinterés absoluto de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña por respetar las normas y la
legalidad internacional.
Terrorismo
El terrorismo tuvo su lugar con
diferentes miradas y análisis. Estados Unidos puso el foco en el Estado
Islámico, Siria y la beligerancia rusa.
Francia, ratificó su voluntad de sumarse a la pelea contra “el terrorismo”
sin confrontar con Rusia pero en línea con los planteos de Obama.
El discurso de Obama, mucho más
cerca del conservador “Tea Party” que de
la ya caducada cosmovisión del Partido Demócrata, demuestra que la estrategia
de su administración es militarizar el mundo y recuperar terreno perdido en
medio oriente, especialmente en Siria e Irak.
Una interesante mirada sobre el
terrorismo aportó Cristina Kirchner, quien preguntó quién financia a estos
grupos y quienes los proveen de armas, haciendo alusión a que las potencias occidentales (Estados Unidos,
Alemania y Francia por poner algunos ejemplos) son productoras de armas.
El Estado Islámico es un invento
de los Estados Unidos para volver a militarizar medio oriente, derrocar a
Bashar Al Assad en Siria, partir en tres a Irak y condicionar a Irán. El
objetivo de esta ofensiva es claro. Debilitar a un enemigo poderoso como Irán,
obligar a Rusia a que intervenga por su relación con el denominado “eje de la
resistencia” y apoderarse de los pozos de petróleo y los gasoductos.
Las naciones emergentes también
hablaron del terrorismo financiero, en relación a los Fondos Buitres que
afectan las economías de los países que quieren reestructurar su deuda y las
potencias, como Estados Unidos y Alemania, que intervienen en la política
económica de países para desestabilizarlos.
Irán
La República Islámica de Irán
merece un párrafo. Con la agenda de las potencias occidentales centralizadas en
el terrorismo del Estado Islámico y frente a la decisión de lanzar una
coalición internacional con la OTAN como brazo ejecutor de nuevos ataques en
medio oriente, Irán tuvo una postura sensata y coherente.
Por un lado, dejó en claro su
compromiso para frenar las muertes a manos del terrorismo del EII, ya que, uno
de los objetivos es condicionar el marco de alianzas propio. Arabia Saudita,
financista del Estado Islámico y aliado de los Estados Unidos, es el primer
interesado en fracturar al eje de la resistencia y debilitar a Irán. Se podría
decir que su principal rol en esquema actual es el de abrirle la puerta de
Medio Oriente a las potencias de occidente, debilitar a los adversarios de la
Casa Blanca y repartir el petróleo.
Por otro lado, Irán dejo claro
que no aceptará ninguna coalición internacional de carácter belicista y acusó a
occidente de querer desestabilizar Siria. De todas formas, propuso colaboración
para frenar al terrorismo del EI a cambio de una instancia de diálogo con los
países del Consejo de Seguridad para discutir el programa nuclear con fines pacíficos
con el fin de eliminar las sanciones que hoy recaen sobre Irán.
Una jugada arriesgada pero audaz.
Irán siempre supo la respuesta. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia nunca
aceptan dialogar.
Conclusiones
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