martes, 25 de febrero de 2014

Venezuela: El golpe está en marcha

La República Bolivariana de Venezuela está en boca de todos. Las cadenas internacionales multiplican el discurso demonizador contra la revolución democrática que lidera el gobierno de Nicolás Maduro, con el claro objetivo de hacer explícita la intención de Estados Unidos y sus aliados regionales de terminar definitivamente con un proceso que lleva 16 años transformando la vida del Pueblo venezolano. Intentaremos analizar los puntos claves de la situación que vive Venezuela, entendiendo las metas y objetivos de la derecha desde el fallecimiento mismo del Comandante Hugo Chávez.

La muerte de Hugo Chávez, aceleró los tiempos. La derecha pensó que la desaparición física de Chávez le iba abrir una posibilidad de victoria electoral frente a un oficialismo supuestamente consumido por las internas y la falta de liderazgo. Por esto, la Mesa de Unidad Democrática liderada entonces por Henrique Capriles, comenzó un proceso de “nacionalismo forzado” para interpelar el voto chavista a través de la utilización de algunos símbolos como el de ponerle “Simón Bolívar” al comando de campaña, entre otras gestualidades. Esta estrategia no duro demasiado y, si bien Nicolás Maduro perdió algunos votos en relación a la victoria de Chávez en Octubre de 2012, al MUD no le alcanzó para la victoria electoral. Por eso, al finalizar los comicios, Capriles denunció fraude y alentó a sus seguidores a cometer hechos de violencia contra los chavistas “en defensa de la democracia”.

Acumuladas cuatro victorias electorales (Presidencial de Chávez, Gobernaciones y elección presidencias de Maduro, y elecciones municipales de diciembre de 2013), la derecha entendió que no era posible la vía electoral para arrebatarle el poder al chavismo, dado que la revolución bolivariana cuenta con una base de apoyo fuerte.

Por esto, comenzó a trazar su estrategia destituyente. ¿De qué manera? En primer lugar a través de un golpe económico focalizado en la remarcación de precios, el boicot energético y el desabastecimiento de alimentos en los comercios. El objetivo de esta maniobra es la generación de un clima social adverso que erosione le imagen del Presidente para forzar una salida tempranera. Por su parte, el gobierno reaccionó rápidamente con la Ley de Precios Justos y otras políticas destinadas al control del abastecimiento y cumplimiento de los precios acordados por dicha ley.  En ese sentido, los hechos de violencia no son situaciones aisladas, más bien, forma parte de una estrategia que viene cumpliendo algunos pasos lógicos en el manual de desestabilización de los procesos populares, ya utilizada en el golpe de abril de 2002.

En otro orden de cosas, la derecha atraviesa un proceso de reconfiguración interna que nos permite entender sus últimos movimientos. Las derrotas electorales del MUD obligaron a cambiar el vértice desde donde articularse. En este marco, surge la figura de Leopoldo López, del Partido Voluntad Popular.

 ¿Quién es Leopoldo López?
Leopoldo López estudió economía en el Kenyon College de Ohio e hizo un master en Políticas Públicas en Harvard. Pasaron varios años desde su graduación pero el buen vínculo que sigue manteniendo con Estados Unidos es innegable.

Fue analista en Petróleos de Venezuela entre 1996 y 1999 y su carrera política se inició en el partido Primero Justicia, con el que ganó las elecciones a la alcaldía de Chacao, el municipio más rico del país, en el 2000 y en 2008. Durante el último año de gestión, el gobierno de Hugo Chávez lo inhabilitó para ejercer cargos públicos, acusándolo de haber recibido recursos de la gerencia de PDVSA, cargo que ocupaba su madre, para fundar el partido Primero Justicia.

En 2007 abandonó el actual partido de Capriles y se sumó a “Un Nuevo Tiempo” pero en 2009 volvió a separarse para fundar su propio espacio: Voluntad Popular. Por ese partido compitió en las primarias de la Mesa de Unidad Democrática que dio como ganador a Henrique Capriles. Cabe recordar que durante el golpe de Estado contra Chávez, el 11 de abril de 2002, López fue uno de los 400 firmantes del llamado “Decreto Carmona”, el acta de constitución del gobierno de facto, que disolvía el gobierno de Chávez y lo entregaba al empresario Pedro Carmona Estanga.

¿Por qué la derecha se reconfigura en Leopoldo López?
En una primera etapa, la derecha veía posible una disputa democrática que incluía la junta de adhesiones para un referéndum revocatorio. Para tal fin, se necesitan 4 millones de firmas y el acto eleccionario se realizaría entre 2015 y 2016. El cambio de planes, posiciona a López como el principal articulador de los nuevos objetivos de la derecha venezolana. ¿Cuáles son? Condicionar al gobierno en la calle y generar niveles de violencia que lo muestre como “incapaz” de resolver la “crisis interna”. Las muertes, endilgadas al gobierno, funcionan como masa disponible para denunciar institucionalmente las “violaciones” de “régimen chavista”.

¿Cuál es el rol de Estados Unidos?
Estados Unidos juega de lleno en este partido. Por un lado, desde la OEA, organismo que le permite, por la vía institucional, genera una sensación de gravedad en el conflicto interno. Por el otro, financiando a las ONG que apoyan a los estudiantes de la Universidad del Centro de Caracas. Las expresiones del Senador Jhon Mc Cain y el Secretario de Estado, Jhon Kerry, demuestran lo que muchos ya conocíamos, deben terminar con lo que considera como “la piedra de su zapato”. Las piedras en su zapato son dos: la de occidente, Venezuela, y la de oriente, Irán. La obstinación en terminar con estos dos procesos democráticos explica todos los actos que lo preceden, que van desde la planificación de golpes blandos en nuestro continente, hasta las intervenciones militares de la OTAN en Libia y Siria. Como en los casos anteriores, la preocupación de Estados Unidos es el petróleo, y como ya lo han demostrado, son capaces de todo con tal de no perder terreno en la disputa por la hegemonía mundial.

El rol de Colombia

Otro actor es Colombia, que hace 4 años funciona como base de inteligencia y monitoreo de los Estados Unidos a través de la base militar de Palanquero. El presidente Juan Manuel Santos es la garantía del retorno de la Casa Blanca a los asuntos internos de Sudamérica mediante la vertebración de la Alianza del Pacífico, la nueva versión del ALCA compuesta por Colombia, Chile, Perú, México y recientemente, Costa Rica. Santos, nunca se ha preocupado por la integración continental desde la matriz de independencia que nosotros concebimos, mucho menos por mantener una relación cordial con su vecino. Colombia, incentivado por Estados Unidos, intentará dividir a los países de América Latina y el Caribe entre los que apoyen a Maduro y los que lo repudien. Esto podría generar dos cosas: Por un lado, romper las relaciones diplomáticas con Venezuela y sus aliados, y por el otro, paralizar la UNASUR. Ambos escenarios son perjudiciales para la región, pero permite ver con claridad el posicionamiento de los países de nuestro continente, o se está con la integración o se está con la vuelta a la dependencia.

No será fácil desarticular todos estos años de construcción de unidad e inteligencia común entre nuestros pueblos. Es mucho lo que se ha logrado y nuestros pueblos no están dispuestos a que se lo arrebaten de un día para el otro.  

Por otro lado, no es posible generar una situación al estilo Siria o Libia con el grado de fortaleza de las nuevas estructuras regionales. Estados Unidos puede intervenir de dos formas en Venezuela. La primera es a través de la fuerza militar, la preferida por los senadores republicanos, el Secretario de Estado, John Kerry y el Departamento de Estado. La otra, es más institucional, la elegida por Barack Obama, a través de la OEA. La única forma que tiene la OEA de lograr un adelantamiento de las elecciones es si los organismos regionales suspenden a Venezuela por “violaciones a los Derechos Humanos”. Esta estrategia no es factible en el corto plazo, ya que, tanto el MERCOSUR, como CELAC y UNASUR, cuenta con países que apoyan y acompañan el proceso de cambio en Venezuela.

 Por eso, también, Estados Unidos tiene como objetivo de los próximos años, terminar con los procesos populares de la región. El avance de las derechas en Brasil y Argentina le permitiría aislar al gobierno de Nicolás Maduro para después, derrocarlo. Por eso es tan importante la integración regional actual y la continuidad de los procesos populares en nuestros países. No es lo mismo una Venezuela solitaria que una Venezuela integrada y aliada con Argentina, Brasil y los países de América Latina y el Caribe. Cuanto más integración y unidad, menos posibilidad tiene el imperio de hacer de las suyas en nombre de la Paz y la democracia.


La situación en Venezuela podría darse en nuestro país. Los grupos económicos no toleran más años de gobiernos populares. No soportan más derechos para los más humildes ni se bancan una mayor organización popular para defender las conquistas. Desde que líderes populares como lula, Néstor y Chávez irrumpieron para darle fin a la larga noche neoliberal, las causas populares dejaron de ser individuales para ser regionales. La certeza de saber que el imperio y los grupos de poder que lo representan en los diferentes países, quieren terminar con años de avance popular, nos obliga a fortalecernos como región para consolidar aún más la organización de nuestros Pueblos. Se trata de ser libres, de integrarse o volver a la oscuridad del pasado. El golpe está en marcha, y estos años serán definitorios para el futuro de la región.





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