martes, 26 de agosto de 2014

La mano imperial detrás del Estado Islámico de Irak

En los últimos meses ha tomado un fuerte protagonismo el Estado Islámico de Irak, un grupo yihadista vinculado a la rama suní del Islam que, con el apoyo de Arabia Saudita y las monarquías petroleras aliadas, a tomado el norte de Irak y una parte importante de Siria con la idea de constituir lo que se conoce como  “Califato Islámico”, una forma de organización territorial que desconoce las reglas del sistema político imperante.



Los medios occidentales suelen presentar todas las noticias vinculadas al Islam de manera lineal. Rápidamente se califica de “terrorista” a cualquier grupo que profese su fe en el corán sin profundizar el análisis de la situación regional.

Sin meternos en discusiones religiosas, es necesario señalar por lo menos dos fracciones con proyectos políticos distintos. Por un lado, los Chiítas representados fuertemente en Irán, Hezbolah en el sur del Líbano e Irak al sur. Por su parte, Hamas en Gaza, a pesar de ser suní, es aliado de de este grupo, dejando claro que el problema no es religioso sino político. Este sector ha logrado configurar una política de unidad denominada “Eje de la resistencia”, motorizada por la República Islámica de Irán mas pensado en consolidar la unidad en el mundo árabe-islámico y fortalecer los lazos con Rusia, hoy principal enemigo de Estados Unidos. Por otra parte, la rama suní es expresada por las monarquías petroleras lideradas por el reinado de los hermanos Al Saúd en Arabia Saudita, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. Todos estos países del Golfo Pérsico son aliados de Estados Unidos y la Unión Europea y tienen particular interés en generar escenarios de destabilización que les permita quedarse con las riquezas petroleras de los países de la rama chií y Siria, único país gobernado por el Nacionalismo árabe, hoy en alianza con los países del “eje de la resistencia”..

Teniendo esto claro, es necesario preguntarse, ¿Qué intereses representa el Estado Islámico de Irak y quien garantiza el financiamiento del mismo?

Estados Unidos y los países del Golfo Pérsico pretende fracturar cualquier posibilidad de unidad regional para abastecerse de los recursos en el caos y compartirlos con sus aliados de occidente. Por eso, es clara la relación entre el Pentágono financiando, la OTAN garantizando logística militar y Arabia Saudita monitoreando y operativizando en el territorio.

El Estado Islámico nace en 2003 como reacción a la invasión de Estados Unidos a Irak. En el 2004, su líder Al-Zarawi le jura lealtad a Bin Laden y Al Qaeda, aunque mas tarde se separan por algunas diferencias metodológicas.  En 2005, el EII le declara la guerra a la comunidad chií en Irak representada en el gobierno de Irak, especialmente por su Primer Ministro, Al-Maliki. Luego del asesinato de Al Zarawi, el nuevo líder, Omar Al Baghdadi, anuncia un ultimátum a Irán para que deje de apoyar al gobierno de Irak. Entre octubre y diciembre del 2009, se realizan los primeros atentados en Bagdad, matando a casi 300 personas e hiriendo a casi mil. En el 2011 fueron parte de la denominada “primavera árabe”, especialmente en connivencia con la OTAN en el asesinato a Kadafi en Libia y en la guerra civil en Siria. Luego del asesinato de Bin Laden, comenzaron a resurgir como fuerza en Irak y Siria.

Algunas preguntas para demostrar que la política islámica no es lineal. Si el Estado Islámico luchara por un Estado mas justo para el mundo árabe-islámico, ¿Por qué no se ha pronunciado sobre el genocidio israelí en Gaza? ¿A quién beneficia un conflicto de estas características en plena política de unidad regional en Medio Oriente? Todas las respuestas conducen al mismo lugar.

El interés económico es imposible de ocultar. Hasta ahora, el EII se apoderó de 500 millones de dólares, transformándose el grupo terrorista más poderoso del mundo. Si la yihad sigue avanzando territorialmente, podría llegar al alcanzar los 3 millones diarios y los 100 millones de dólares mensuales.  Con esta capacidad de recursos, el Estado Islámico se proveyó de armas de primera calidad y reclutó a mas de 60 mil combatientes a quienes se les ofrecen entre 600 y 3000 dólares mensuales. Cualquier similitud con la metodología de reclutamiento del Ejército norteamericano en los barrios bajos de Estados Unidos no es pura coincidencia.

Por último, un párrafo sobre el futuro político de Irak. Estados Unidos y sus aliados regionales se encontraron con una piedra en el zapato cuando los iraquíes votaban al Primer Ministro Al-Maliki, mientras los tanques invadían Irak y asesinaban a Sadam Hussein. Al Maliki resultó ser una molestia debido a su política de acercamiento a Irán. Por eso,  Estados Unidos puso como condición para intervenir “por la paz y el orden” en Irak, la dimisión del Primer Ministro. Ahora, el futuro de Irak es incierto y depende del avance de la Yihad que ya controla el centro del país, donde radica la mayor cantidad de población sunita. Entonces, un futuro posible puede será la separación del Estado en tres partes. El centro, controlado por el Estado Islámico, Estados Unidos, la OTAN y las monarquías petroleras del Golfo Pérsico, el sur que quedaría en manos de los Kurdos y el norte, por la mayoría chií.


El avance de este sector del Islam es una preocupación para aquellos que quieren consolidad una política independiente de los centros de poder. Tal como sucedió en la primavera árabe, los que financian al EII son los mismos que garantizan que los recursos soberanos de los pueblos queden en manos de los invasores de siempre.

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